Familia/psicología

Madres primerizas: la culpa de querer tener otro hijo

Cuando el deseo de tener un segundo hijo se instala en muchas mujeres, genera para algunas de ellas culpa. El caso de Jimena Barón puso en el tapete esta angustia con las que muchas conviven. Enterate de todo en esta nota.

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Redacción ElNueve.com
23 de abril de 2024 | 21:32

En medio del amor y la alegría de la maternidad, muchas madres primerizas se enfrentan a una disyuntiva emocional: el deseo de ampliar la familia. Sin embargo, este anhelo puede desencadenar sentimientos de culpa, dejando a las madres debatiéndose entre el amor por su primer hijo y el deseo de darle un hermano o hermana.

Puntualmente el disprador fue un video que la cantante Jimena Barón subió a las redes y en el cual expresó el deseo personal y sincero de ser madre nuevamente (tiene a Morrison de 10 años, de quien se hizo cargo sola ya que su ex Daniel Osvaldo nunca lo hizo, luego se seprararse). Sin embargo, y con una estabilidad familiar de paz y tranquilidad y una nueva pareja, se siente culpable y que traiciona a su primer hijo ante este deseo.

Según expresó la psicóloga Vanesa Elías, "la primera experiencia de la maternidad es tan fuerte, más esa díada de madre-hijo, en donde  hay una cantidad de años vividos juntos y construídos, que hace que muchas mujeres duden en ser madres nuevamente, aunque lo deseen, porque sienten que no van a poder tener por ejemplo, esa entrega completa como hizo con el primero, porque va a tener que repartir ese tiempo ahora entre dos. Esto no es así, sino que cada hijo es una persona única y diferente , y las relaciones que se vayan construyendo van a tener los matices de cada persina. Y no por eso va a ser menos importante. 
-Para muchas madres primerizas es egoísta querer otro hijo ¿Eso por qué?

La sociedad tiende a romantizar la maternidad, pintando un retrato de amor incondicional y felicidad eterna. Sin embargo, en la realidad de muchas mujeres, este cuadro perfecto se ve matizado por la complejidad de sus propios deseos y necesidades. El querer darle un hermano o hermana a su hijo puede desencadenar una marejada de emociones, entre las que la culpa ocupa un lugar prominente.

La culpa, esa sombra oscura que se cierne sobre la maternidad, puede manifestarse de diversas formas. Algunas madres se sienten culpables por pensar en dividir su atención entre dos o más hijos, temiendo no poder brindarles el mismo nivel de cuidado y amor que a su primogénito. Otras se angustian por el miedo de que su primer hijo se sienta desplazado o celoso ante la llegada de un nuevo miembro a la familia.

El conflicto emocional se intensifica cuando las madres se enfrentan al juicio, real o percibido, de su entorno. Comentarios bien intencionados pero insensibles, como "¿No deberías estar agradecida con lo que ya tenés?" o "¿No crees que estás siendo egoísta?", pueden aumentar la sensación de culpa y autoexigencia en las mujeres que desean ampliar su familia. 

Acá lo importante es que el deseo de tener otro hijo, sea exclusivo de la madre y su pareja. Si el deseo está lo importante es saber que a pesar de todo (tiempo, contexto, dificultades) con el segundo hijo el rol y las relaciones se construyen y hay más pragmatismo y practicidad a la hora de la relación. Son casos distintos, pero no por ello menos importantes. Si el deseo está hay que saber que hay que tratar la culpa y seguir adelante con lo que se desea. Buscar redes de contención es vital en este sentido.

-¿Qué debería pensar esa mamá para no perder de vista ese deseo?

Es importante reconocer que el deseo de tener otro hijo no disminuye el amor o la gratitud por el primero. Amar a un hijo no implica sacrificar los propios deseos y aspiraciones personales. Es normal y humano querer construir una familia más grande, llena de amor y conexión.

El proceso de tomar la decisión de tener otro hijo puede ser desgarradoramente difícil, pero también es una oportunidad para el crecimiento personal y familiar. Conversaciones abiertas y honestas con la pareja, el apoyo de amigos y familiares comprensivos, y la búsqueda de ayuda profesional si es necesario, pueden ayudar a las madres a navegar este complejo viaje emocional.

Es fundamental recordar que no existe una única respuesta correcta. Cada familia es única, al igual que sus circunstancias y deseos. Lo importante es tomar decisiones conscientes y amorosas, basadas en el respeto propio y el bienestar de todos los miembros de la familia.

En última instancia, la maternidad es un viaje de amor, crecimiento y aprendizaje constante. Reconocer y abrazar los propios deseos y necesidades es esencial para cultivar una crianza auténtica y satisfactoria. Así que, querida madre que se debate entre el deseo de un segundo hijo y los sentimientos de culpa, recuerda: tu amor es infinito y tu familia, única y hermosa en su imperfección.

La profesional estuvo en Cada Día, mirá la nota

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